Fragmento N°100

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Hicks y Smith notaron el mismo sonido entre la espesura, y se aproximaron a Umbukeli para recibir a su capitán.

Abriendo los brazos en señal de exclamación Hicks dijo con tono jocoso:—Ehh capitán, estábamos a punto de partir sin usted.—

Smith notó la tensión al observar el rostro de Gregor y codeó nerviosamente a Hicks entre las costillas para que este captara la situación.

Greg jadeando se dirigió a Umbukeli, estaba agotado, junto a Favre habían recorrido las dos ultimas millas a toda marcha.

Dijo: —La guarnición de la ciudad … tienen a Edahi.—

Umbukeli, incrédulo, miró a Favre en busca de alguna señal que negase lo que acababa de oír.

El galo llevaba una apariencia descuidada, el ritmo le había empapado de sudor su camisa, desalineando su cabello, y dejando rastros de lodo y polvo en sus botas y en la parte baja de sus pantalones. Con sus manos tendidas en la cintura, Favre asintió en silencio mientras respiraba pesadamente.

Hicks y Smith se miraron entre si, el escocés habló: —¿Qué ordena capitán?.—

Greg, algo menos agitado, posó su mirada en el horizonte. El Retiro se mecía con delicados movimientos sobre el mar, y a pesar de la tragedia Gregor no pudo evitar notar que la línea de flotación estaba varios pies por debajo de donde la habían dejado, la carga que la nave llevaba ahora hacía su efecto.

Después de mucho tiempo, volvió a pensar en Elizabeth, y la sombra del viejo Hein trepó por su espalda.

Volviendo a observar a Umbukeli dijo:—Tenemos otros problemas, el perro Hein se encuentra en la ciudad, y sabe de nosotros y de Elizabeth.—

Al oír el nombre del holandés, Umbukeli tomo la empuñadura de su espada en señal de desafío.

Greg ordenó:—Smith, Hicks, regresen a la nave, indíquenle a Arthur el estado de la situación y regresen con diez hombres armados, vamos a tomar el cuartel de la guarnición esta noche, debemos pensar un plan para…—

Una voz que Gregor no reconoció lo interrumpió, Mnyma habló:— Si fuese usted, utilizaría el túnel subterráneo que lleva a los establos del cuartel.—

Mnyma había pasado desapercibido, la mirada de Greg se posó en el pequeño esclavo de ojos color café.

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