Fragmento N°103

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Kubanda se estremeció sutilmente cuando Greg tomó su mano con delicadeza para cerrarla en torno a la moneda que acababa de depositar en su palma. El pequeño trozo de plata quedó oculto cuando el puño del esclavo se cerró. Con voz más relajada pero firme, Greg dijo: —Puedes irte, tu servicio ha concluido. —

El hombre giró y se perdió entre la espesura de la selva que bordeaba la franja costera.

Greg se digirió a Favre: —Debemos volver a la nave, planificar la incursión de esta noche y aprovisionarnos.—

Favre asintió y con su acento francés dijo:—Capitán, tenemos que ocultar la nave, llevarla mar adentro y esconderla de la vista costera.—

Greg se acercó a Hicks:— Umbukeli se quedará contigo aquí, ocúltense y garantícense que nadie los divise, a media noche desembarcaremos con el equipo apropiado para incursionar en la guarnición y rescatar a Edahi.—

Acercándose a Mnyma, Gregor se inclinó y posó una mano sobre la cabellera espesa y oscura que cubría la cabeza del pequeño:—Tu jovencito, nos acompañaras a bordo, necesitaremos de ti.—

Mnyma sonrió emocionado, su cuerpo frágil parecía desbordar de energía, más allá de lo que su figura mal nutrida y azotada podían contener.

Gregor enfiló hacia el mar, sus botas pisaron la arena húmeda y quedó allí, de pie, observando la figura de El Retiro meciéndose a lo lejos, como si estuviese hipnotizado por su vaivén. Sin necesidad de darse vuelta, se percató que Umbukeli se había aproximado y se encontraba a sus espaldas. Aún observando la nave en el horizonte, habló dirigiéndose al somalí:—Hicks jamás podría ocultarse sin ser visto, al menos no podría hacerlo sin tu ayuda, no puedes quedarte solo. Si las cosas no salen como planeamos, será mejor que tengas compañía.–

Greg volteó, y puso una mano sobre el hombro de Umbukeli, la figura oscura del somalí excedía con creces la de Gregor, por lo cual tuvo que extender su brazo hacia arriba para alcanzar el hombro de este.

—Cuídate, volveré al anochecer.— dijo.

Y comenzó a caminar hacia e bote, el agua llego hasta sus rodillas a medida que se acercaba, detrás de el iban Mnyma, Favre y Smith.

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