Fragmento N°107

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Elizabeth quedó en silencio, sosteniendo la mirada a Gregor, permaneció inmóvil algunos segundos en los que nadie se atrevió a hablar.

El silencio ardía en el interior de Greg, por motivos que desconocía, presentía que la presencia del capitán Hein generaba una profundo conflicto en ella, agravado aún más por la noticia de que su padre había acechado y herido a uno de los suyos, a los que ya no consideraba como captores.

Repentinamente Favre interrumpió el silencio sepulcral, Gregor giró para observar a su oficial: —Comprenderemos si usted no desea formar parte de esta operación Srta Hein. Nadie cuestionará su decisión.—

Greg admiraba como ella se había ganado el respeto de sus hombres, hubo otro instante de silencio, y al volver a dirigirle la mirada, Gregor notó que ella aún seguía sosteniéndole la vista, pero algo había cambiado, sus ojos reflejaban la luz de las velas de manera mas intensa, producto de las lágrimas contenidas en su interior.

Greg habló:— Elizabeth, entenderemos tu decisión, en caso de que desees ir a la guarnición y encontrar la nave de tu padre.—

Mientras hablaba, no pudo evitar notar como los puños de ella se estrechaban y cerraban, conteniendo sus emociones.

Finalmente su voz emergió, al principio tensa y pausada:—Ustedes no conocen a mi padre, cualquier historia que hayan oído dista mucho de la realidad.—

Hizo una pequeña pausa y una lagrima nació de su mirada, recorriendo su rostro hasta perderse cerca de sus labios.

Continuó:— El jamás se detendrá, no es relevante para él si yo regreso bajo su protección. Los cazará a todos…—

Se detuvo, pero al continuar sonó más firme: —Nos cazará a todos sin importar el precio o las consecuencias. —

Antes de que Gregor pudiese replicar, concluyó.

— El destino me ha colocado aquí y ahora, y en mis manos tengo la posibilidad de ayudar a salvar a un hombre. ¿Qué clase de mujer sería si no lo hiciese?—

Sonrió, y otra lagrima recorrió su rostro al decir:—Saben, es curioso, pero siendo prisionera de ustedes, he descubierto que en realidad he sido prisionera toda mi vida. No perdamos más tiempo, Edahi nos necesita.—

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