Fragmento N°109

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Al observar como Mnyma asentía inocentemente, Gregor comprendía para su pesar lo que eso significaba. Alguien debía adentrarse en la guarnición y abrir el enrejado desde adentro para que ellos con una pequeña fuerza de incursión pudiesen adentrarse y rescatar a Edahi.

Favre tomó la iniciativa, actuando bajo la bandera católica en las guerras de religión francesas había adquirido experiencia sobre como asaltar guarniciones y castillos:—Dime pequeño, ¿Cuántos hombres puede albergar la guarnición?—

Mnyma frunció levemente el ceño, parecía molestarle cuando alguien se refería a él como pequeño, con tono desentendido dijo: —Unos treinta, veinte o menos en caso de que haya doble guardia en las almenas.—

Favre observó pensativo, mirando a Greg hizo una mueca desanimada mientras decía:—No creo que tengamos muchas opciones capitán.—

Greg asintió comprendiendo lo que el galo estaba imaginando:—Lamento coincidir, creo que estamos de acuerdo en lo que hay que hacer.—

Arthur confundido observó a ambos girando su cabeza repetidas veces, luego de una pausa de silencio consultó con cautela:— ¿Qué es lo que hay que hacer?—

Smith, intervino: —Lo que el capitán y Antoine quieren decir, es que alguien va a tener que adentrarse y abrirnos esa endemoniada puerta para que podamos ingresar por el túnel.—

Gregor completó:—Además, debemos montar una distracción en las afueras, para que el número de guardias dentro se reduzca al mínimo y así evitar escaramuzas innecesarias.—

Mnyma habló:—La marea baja solos nos permitía transportar las mercancías por el pasadizo durante apenas un par de horas.—

Greg sonrió y observando a Mnyma dijo:—Parece ser que nuestro nuevo tripulante colabora activamente con la estrategia.—

Todos lanzaron una carcajada y por un momento el clima dentro de alcázar se alivió, dejando atrás el peligro que los acechaba constantemente.

Todos rieron excepto Elizabeth, por dentro ella sabía que su padre estaría allí, esperando la oportunidad para acabar con ellos, no importara el precio. Su mente se remontó a imágenes de sangre y llamas de batallas pasadas, y un frío repentino escaló por su espalda.

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