Fragmento N°122

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Una luz tenue se vislumbraba a lo lejos, filtrándose por entre la roca.

Si bien era de noche, la oscuridad absoluta del pasadizo generaba que ese pequeño haz de luz lunar fuera intenso como el mismísimo amanecer.

Mnyma aceleró, su cuerpo ya se movía con mayor libertad ya que el túnel se expandía según se acercaba al extremo. Su vista mejoraba a medida que se acercaba a la trampilla que daba acceso al exterior.

A pocos pasos del final, podía visualizar con claridad las paredes del corredor, y se percató que el nivel de agua sobre el suelo subía considerablemente. Esto se debía que el túnel había sido excavado con una inclinación, lo suficientemente pronunciada para que su entrada estuviese constantemente inundada, salvo durante excepcionales mareas bajas, de este modo la entrada estaba constante oculta bajo el mar salvo en ciertos días específicos.

Finalmente el pequeño se detuvo en la entrada, con cautela observó hacia el exterior, tratando de ver u oir a Gregor o a cualquiera de sus hombres.

Solo oyó el viento, y el oleaje rompiendo contra las rocas, se estremeció al pensar que había sido abandonado.

Se irguió para alcanzar los barrotes del tosco enrejado de hierro que bloqueaba el ingreso, tomándolos con ambas manos izó su cuerpo para asomarse y observar el exterior.

Su cuerpo se esperanzó a ver las difusas figuras de Gregor y sus hombres sobre la entrada.

Mnyma lanzó un leve chistido para percatar a los marinos de su presencia.

Al oír un sonido ajeno al del mar, Greg se tensó en alerta. Una de sus manos se dirigió a la empuñadura de su alfanje, mientras la otra se alzó para advertir al resto. —¡Por aquí capitán!— completó Mnyma.

Al recocer su voz, Gregor relajó su brazo, y se inclinó sobre la trampilla para ver al pequeño, al agacharse dijo:—Nos tenías preocupados pequeño, ¿Qué te ha demorado?—

Las manos de Mnyma emergían por entre los barrotes, al aproximarse, Greg logró divisar sus ojos y su sonrisa blanca que desentonaba con la oscuridad de su rostro. Pero un vértigo emanó de su interior al ver el color escarlata que cubría parte de los brazos y rostro del pequeño.

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