Fragmento N°124

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Colocando una de sus manos sobre la rejilla, Greg impulsó su cuerpo y de un salto ingresó en el corredor del túnel.

Al aterrizar, sus botas hicieron contacto con el agua estancada sobre el suelo, generando un chapoteo que luego dio paso al silencio. Greg se encontraba aún dentro del umbral iluminado, mas allá de eso, la oscuridad era absoluta. —¿Mnyma?¿Dónde estás?.— dijo, sosteniendo su sable a media altura, en postura defensiva, listo para desviar cualquier golpe.

Mas allá de donde la luz lograba iluminar, escuchó movimientos, seguidos del sonido de una pisada en el agua a unos pocos pasos delante.

Repentinamente el cuerpo de Mnyma emergió de la oscuridad, ingresando poco a poco en el umbral de luz. Greg pudo ver su cuerpo secuencialmente según este iba ingresando en su rango de visibilidad.

Primero vio su piernas, oscuras y esbeltas, pero según su vista se iba acercando a su rostro, notó que gran parte del cuerpo del pequeño se hallaba cubierto de sangre.

Gregor enfundó su sable, y se arrodilló a sus pies, tomándolo de los hombros dijo:—¡¿Qué ocurrió?!, ¡¿Te encuentras bien?!—. Mnyma aún se encontraba en shock, y lo único que pudo decir fue:—Por aquí capitán, por aquí…— Greg comenzó a registrar su cuerpo, buscando el daño, —No comprendo como has perdido tanta sangre, ¿Dónde está la herida?.— Mnyma respondió:—No es mía…— ,hizo una pausa, comenzó a respirar copiosamente, y luego su voz continuó de forma entrecortada, —El guardia,… el guardia que me atacó…—. Su mente comenzaba a salir del shock que había atravesado al defenderse.

Greg consultó:—¿Qué guardia?— Súbitamente Mnyma se dejó caer en los hombros de Greg, abrazando su cuello comenzó a llorar. Entre lágrimas, narró todo lo ocurrido, cuando describió como había matado al hombre, Greg percibió en su espalda la humedad de sus lagrimas, y abrazó al pequeño tan fuerte como pudo.

Un movimiento a sus espaldas lo alertó, Favre había descendido y se encontraba detrás de él, —¿Todo en orden capitán?— consulto el Galo.

Greg no respondió, algo en su interior le indicaba que era más importante estar allí, con el pequeño.

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