Fragmento N°140

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Greg aceleró a toda velocidad mientras descendían por la escalera caracol que conducía a los calabozos. En su interior, un temor se había gestado, creciendo a cada paso, incrementándose con cada escalón que bajaba.

Temía no llegar a tiempo, y eso provocó que acelerara aún más, distanciándose peligrosamente de Favre, que iba por detrás.

La escalera dio paso a un pasillo poco iluminado por un fuego moribundo, una serie de portones de madera se encontraba a cada lado, cada cual con una pequeña rejilla de gruesos barrotes. Eran un total de seis puertas, tres por lado.

Dirigió su vista a la primera puerta a la derecha, era la única que no tenía el pasador puesto, observó a Favre y dijo:—Después de mi.— En silencio, el galo asintió.

Acto seguido, inspiró aire, tomó impulso y embistió la puerta con su hombro. Si bien el pasador no estaba colocado, la puerta era de madera robusta y remaches de hierro, un golpe seco se oyó cuando el cuerpo de Greg golpeó contra la madera, abriéndola de par en par, generando que las bisagras trinaran al chocar contra la pared interior.

Al abrirse, un olor nauseabundo invadió sus sentidos, un aroma a suciedad, sudor y sangre.

A través del umbral, Greg tuvo una primera impresión del cuarto. Dos figuras se encontraban en la habitación, un prisionero en el centro, con su brazos atados hacia el techo con una tosca cadena, y todo el peso de su cuerpo inerte pendiendo de dicha atadura, y otro sujeto de pie junto a él.

Greg intentó reconocer al prisionero, pero inmediatamente el segundo sujeto se movió y captó su atención. El individuo de pie, giró para tomar algo de una mesa pequeña que se encontraba a su lado, Greg pudo percatarse que sobre la mesa relucía el filo de numerosos objetos.

Percibiendo el peligro, Greg avanzó para neutralizar al sujeto, al dar dos pasos en el interior de la habitación, por el rabillo del ojo logró ver un tercer hombre justo detrás de él, invisible desde el exterior, ya que se encontraba a la izquierda del marco de la puerta.

Acorralado, enfrentó al enemigo que tenía delante, y rogó porque Favre cubriera su espalda.

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