Fragmento N°141

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En un movimiento rápido, el sujeto tomó un pequeño objeto cuyo filo relució en la luz fúnebre del calabozo. Por el tamaño y forma, Greg infirió que debía tratarse de una pequeña daga o estilete.

En un movimiento ágil, intentó atinar una estocada rápida en el rostro de Gregor, pero este la esquivó sin mucho esfuerzo. En dicho ataque, su enemigo había dejado todo su flanco expuesto, descubriendo su axila, cuello y tórax. Greg replicó con un movimiento ascendente, impactando en la parte baja del estómago y penetrando su cuerpo casi de extremo a extremo.

En un instante, el sujeto exhaló una bocanada de aire brusca, y distendió su cuerpo soltando la daga, para luego caer de rodillas y sucumbir a los pies de Greg.

Al oír un forcejeo detrás de él, recordó que aún restaba el otro sujeto, y al girar encontró a Favre, allí de pie, con su pistola en la mano, tomándola por el cañón, y el segundo atacante despatarrado junto al suelo, sin rastros de combate.

Al sentirse observado por Greg, el galo encogió sus hombros en un gesto despreocupado diciendo:—Tal vez sea más apropiado dejarlo con vida.— mientras guardaba la pistola con la cual había noqueado al sujeto.

Haciendo caso omiso al comentario, Greg indicó:—Vigila la entrada.— Luego giró para acercase al prisionero, al verlo de cerca y con mayor nitidez, distinguió los tatuajes nativos que recorrían su cuerpo.—¿Edahi?— dijo, pero no hubo respuesta.

Extendió los brazos hacia el techo para aflojar las ataduras, la cadena cedió y dejó caer el cuerpo.

Greg logró asirlo a tiempo y acompañó la caída hasta recostarlo suavemente. Al depositar el cuerpo de Edahi en el suelo, su brazos se empaparon de sangre, en cantidades que Greg jamás pensó que podrían emanar del cuerpo de una persona. El temor comenzó a brotar como un río enardecido en su interior, y la sombra de Nock volvió a él. Greg acercó su oído al pectoral de su amigo, casi apoyando por completo su cabeza contra su tórax, durante un instante que simuló ser una eternidad hubo silencio, luego sintió y percibió el sutil sonido de sus pulmones respirando, un frágil y sutil respiro.

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