Fragmento N°143

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El método era sistemático, peldaño a peldaño, Favre y Greg daban el primer paso subiendo cada escalón, colocados uno a cada lado de Edahi, y luego alzaban su cuerpo para que este acompañara sus movimientos.

Umbukeli, siguiendo las indicaciones de Greg, se había adelantado y los aguardaba en el patio interno.

Greg se percató que su cuerpo se encontraba empapado, todo su flanco que soportaba el peso de Edahi estaba impregnado de sudor y sangre. Podía sentir a su amigo, el calor febril que este emanaba, y las pulsaciones cada vez mas débiles, retumbando en sus venas.

Al terminar el ascenso, Greg oyó un sonido extraño, desde las afueras parecían resonar gritos y alaridos. Dirigiéndose a Favre dijo:—Aguárdame, intentaré encontrar a Umbukeli antes de avanzar.— A paso acelerado recorrió todo el comedor, abrió lentamente la frágil puerta que conducía a la escalinata lateral que permitía ascender al patio, al asomarse tuvo un panorama algo mas claro del caos que se desarrollaba.

La distracción de Favre había excedido las expectativas, en su afán por huir, los prisioneros captaron la atención de toda la guarnición, que ahora dirigía sus hombres al cuartel para contener la fuga. Dos prisioneros luchaban contra un guardia en el patio interno, mientras otro soldado se encontraba inerte sobre el suelo. Mas allá de la muralla, se oía el fragor de la lucha que se desataba en las calles y comenzaba a extenderse por la parte baja de la ciudad.

Mientras Greg se esforzaba por oír lo que sucedía, la figura de Umbukeli asomó por el extremo de la escalera, al descender algunos peldaños, Greg consultó:—¿Hay alguna vía segura para salir?— Umbukeli asintió.

Greg giró y regresó hacia el comedor, en su ausencia, Favre había recostado a Edahi sobre una de las mesas, y se encontraba aplicándole un improvisado vendaje con retazos de un mantel.

Al acercarse, Favre comentó:—Es poco, pero bastará para contener la hemorragia unos minutos.— Greg respondió:—Tu obra de bien ha causado todo un desmadre allí afuera.—

—No se puede ser santo y diablo a la vez capitán.—replicó Favre, mientras volvía a cargar a Edahi.

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