Fragmento N°150

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Hein, incrédulo, fijó su vista en la luz que se elevaba, tanto él como sus hombres parecían no comprender lo que estaba ocurriendo. El holandés observó a Greg y dijo:—Maldito bastardo, ¿Qué has echo?—

Gregor percibió como uno de los marinos que escoltaban a Hein alzaba su mosquete para colocarlo en rango de tiro, adelantándose Greg gritó:—¡A cubierto!—, mientras alzaba la pistola con la cual había encendido a bengala para disparar.

No tuvo demasiado tiempo para apuntar al sujeto, con un estallido su pistola expulsó el proyectil y se incrustó en el hombro del marino. Un chasquido se generó cuando la bala destrozó las uniones del hombro y brazo, convirtiendo el hueso en astillas. Si bien el marino no estaba muerto, difícilmente podría manipular un mosquete o espada con esa herida.

Al oír la voz de alarma, Favre saltó hacia una de las caballerizas que se extendían a lo largo de ambos laterales del establo, cargando el cuerpo de Edahi. Umbukeli y Greg se escabulleron siguiendo la dirección de Favre, mientras un mosquete abría fuego sin impactarlos.

Atrincherados en el corral, Greg recargó su arma, mientras asomaba su vista para detectar a Hein y sus hombres. El holandés y lo suyos se pertrechaban en el extremo opuesto del edificio, mientras dos de los marinos arrastraban a su compañero herido.

Furioso y fuera de sí, Hein gritó desde el otro extremo del establo:—Maldito escoces cobarde, ¿A quién pides ayuda con esa señal?.—

Greg, respondiendo a su rival dijo:—Tal vez usted no comprenda señor, pero eso no fue una señal de socorro.—

Se generó un instante de silencio y luego un estallido similar a un trueno se oyó a lo lejos, luego otro, y otro hasta que no se detuvo.

Greg volvió a hablar:—¿Oye eso almirante Hein?, es mi nave, abriendo fuego sobre la suya, anclada en la bahía. Por otro lado, la señal también habrá alertado a la guarnición de la ciudad que por estos momentos debe estar dirigiéndose hacia aquí.—

No hubo respuesta.

Greg completó:—Usted decide Hein, puede regresar y salvar su nave, puede intentar matarme, o juntos enfrentaremos a toda la guarnición en unos minutos.—

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