Fragmento N°173

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A medida que se acercaba, los sonidos de la batalla llegaban a él con demasiada claridad, a pesar de que aún lo separaban varios pies hasta el final del túnel. Lo único que le permitía ver con claridad a Mnyma, era el sutil resplandor que emanaba la mecha lenta de la pistola que Greg le había obsequiado hace algunas horas, y que él había encendido por su cuenta a pesar de las advertencias de Hicks.

Según se aproximaba al final del corredor, cada paso era más lento, como si su propio cuerpo intentase resistirse, impidiéndole aproximarse al lugar del cual emanaba los sonidos de aquella escaramuza sangrienta. En el último tramo, pudo percibir el aroma cargado de humo y olor a pólvora quemada, penetrando en lo profundo de sus sentidos.

En su mente revivió la imagen de su encuentro cercano con la muerte, una sensación espectral cubrió su cuello, y su tráquea reaccionó como si estuviese siendo estrujada por una fuerza superior nuevamente.

Por primera vez Mnyma dio un paso hacia atrás, pero se detuvo.

Por dentro el pequeño pensaba: “Me necesitan, tal vez están en aprietos y yo puedo ayudarlos.” La entrada del túnel había sido desbloqueada, ya que Hicks había cortado los contrapesos algunos minutos antes. Las llamas que consumían el establo filtraban su luz a través de la abertura de entrada ahora descubierta, dibujando siluetas fantasmales que se imprimían contra la pared y el suelo rocoso.

Súbitamente, un destello avivado por una llamarada creciente iluminó el túnel con mayor claridad, y Mnyma pudo ver que una figura humana yacía en el suelo a pocos pasos de la entrada. La curiosidad superó su miedo, y avanzó la distancia que lo separaba del sujeto.

Al acercarse, pudo percatarse que el individuo apenas respiraba, se encontraba recostado contra la pared de roca, su cuerpo estaba vendado en gran parte. Al tocarlo, Mnyma comprendió que las vendas estaban húmedas producto de la sangre que emanaban de las heridas debajo. Su cara le pareció familiar, pero no logró reconocerlo.

Extendió su mano para tocar su rostro, pero se detuvo al oír una explosión cercana al otro lado del túnel.

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