Lee la historia completa desde el Fragmento N°1
La velocidad a la cual movía su cuerpo tomó por sorpresa a Gregor, el gigante holandés cubrió el trecho entre ambos en un santiamén, atacándolo frontalmente mientras Hein y Favre combatían por su cuenta.
Roger embistió lanzando una estocada, la cual Greg trató de contener colocando el filo de su arma para cubrirse el torso. La fuerza del ataque fue tal que a pesar de interceptar la puntada, la violencia del golpe hizo que su guardia cediera hasta que el contrafilo de su propia arma alcanzó su pectoral, dejándole un surco en el musculo. En esa posición, Greg quedó con sus brazos sosteniendo la empañadura, esforzándose por no ceder ante la fuerza que generaba el cruce de ambas espadas sobre su pecho.
Poco a poco, sintió como sus brazos ardían, exigiéndose al máximo para no flaquear. Estaba tan cerca del sujeto que podía ver su cara al detalle, sus pupilas, sus dientes imperfectos a lo largo de su boca, su nariz curva, y su aliento cubriéndolo como un vaho.
Greg se percató que su posición era insostenible, el sujeto debía pesar por lo menos el doble, jamás podría igualar su fuerza. Desprendió su mano derecha de la empuñadura de su chafarote y dirigió un golpe hacia el rostro del secuaz de Hein. En el instante que su brazo quedó libre, su arma cedió, y el contrafilo se hundió en su pectoral dejándole un corte amplio. Pero Roger, desprevenido y con sus manos sosteniendo la presión sobre el pecho de Greg, no pudo contener el puñetazo, la nariz del holandés crujió cuando el cartílago se agrietó.
La jugada de Gregor provocó que ambos se separaran los suficiente para aliviar la tensión sobre su tórax. Roger, tomándose su rostro, gruñó: — ¡Aaahg bastardó!, te asesinaré. —
Greg no respondió, estaba al borde de sus fuerzas.
Roger alzó su brazo para lanzar otro ataque, pero con su extremidad libre Greg tomó la muñeca de su enemigo para impedir el movimiento. Tratando de liberarse, Roger asestó un cabezazo a Greg, y lo alcanzó en la frente, golpeándolo y cubriéndolo de su sangre.
Aturdido y con su rostro impregnado de los fluidos de su rival, ambos cayeron al suelo y comenzaron a forcejear.