Fragmento N°196

Lee la historia completa desde el Fragmento N°1

Un grumete había desplegado la escalerilla de soga para que Gregor y los demás pudiesen trepar y ascender hasta la cubierta. Arthur quedó de pie un instante, aguardando a que la primera de las figuras se asomase por sobre la barandilla. Luego de algunos segundos Arthur comenzó a impacientarse, un clima sombrío cubría El Retiro, la atmósfera era cauta y podía oírse con claridad el sonido del viento y las olas mientras todos los que estaban sobre la cubierta aguardaban a los recién llegados.

En la pausa, Arthur oyó un leve crujir y giró en dirección hacia el palo de mesana. Se sintió perturbado, era la segunda vez que creía oír un ruido proveniente de ese mástil, sus sentidos le estaban jugando una mala pasada. Percibió un cambio en el clima de los hombres y giró para observar la escalerilla nuevamente. Pudo notar que la soga se movía sutilmente, anticipando el arribo de quienes trepaban por ella.

Finalmente una manó asomó, y todos en la cubierta dieron un respiro.

Otra mano apareció y luego la cabeza de Favre emergió. El galo dibujó una mueca sobre su rostro que simuló ser una sonrisa, y de un salto sobrepasó la baranda y cayó con sus botas sobre la cubierta. Todos quedaron en silencio observando la figura de Antoine, su ropa estaba desecha, tajeada y chamuscada por doquier. Su cuerpo estaba lacerado en múltiples partes, y toda su figura estaba impregnada de manchones de sangre y suciedad.

Arthur fue el primero en romper el silencio:—Antoine… ¿Qué…qué demonios ocurrió?—

Favre se adelantó un paso y trastabilló en el intento. De entre la multitud que presenciaba la escena sobre la borda, emergió Fausto, el medico a bordo.

Aceleró hasta llegar a Favre y gritó:—Necesito una camilla. ¡Y alguien que traiga un poco de agua!—

Favre posó una mano sobre el hombro de Fausto y dijo en voz suave:—Estoy bien, pero debería revisar a Edahi, su estado es grave.—

En ese instante un golpe secó se oyó por detrás, cuando los pies de Umbukeli pisaron la cubierta.

El somalí cargaba el cuerpo de Edahi, y había trepado toda la escalerilla con su amigo a cuestas.

Deja un comentario

A %d blogueros les gusta esto: