Lee la historia completa desde el Fragmento N°1
Gregor pasó algunos minutos más sobre la cubierta principal, confirmando que todo estuviese alistado para la peor de las circunstancias. A su vez, se garantizó que sus hombres lo viesen allí arriba, acompañándolos, buscó tener una breve charla o algunos comentarios pasajeros con cada hombre en toda la nave. Se avecinaban momentos difíciles, y no podía evitar sentir que tal vez fuese la última vez que hablaría con muchos de ellos, o incluso tal vez para ellos sería la última vez que hablarían con él.
Al finalizar su recorrido, volvió a erguir su rostro para ver la posición del sol, no fue necesario mirar hacia lo alto. Estaba atardeciendo, y el sol se estaba poniendo sobre el horizonte, cayendo levemente como si estuviese invitándolos a seguir su silueta hasta el confín del océano mismo. Desde el castillo, Gregor volvió a alzar el catalejo en dirección a la proa, esta vez se le erizó la piel al distinguir detalles de decoración en las lineas del casco y lo que había quedado del mascarón. Giró y observó hacia al frente, el archipiélago estaba muy cerca, ya podía observar el color del agua cambiar, producto de los arrecifes que bajo esta se ocultaban.
Alzó su voz para llamar a Favre:—¡Antoine!—
El galo se aproximó rápidamente y junto a él también apareció Arthur.
Gregor dejó de observar por el catalejo y dijo:—Nos estamos aproximando al archipiélago, llegaremos algunos minutos antes del anochecer, pero estos bastardos nos pisan los talones.—
Favre y Arthur asintieron al mismo tiempo.
Greg prosiguió:—Recuerden que a partir de ahora está terminantemente prohibido cualquier tipo de farol o llama.—
Favre respondió:—Los hombres lo saben, pero no está de más recordárselos.—
Greg afirmó y continuó:—También debemos guardar silencio absoluto, de ser necesario un hombre deberá acercarse a otro para trasladar una orden, nada de charlas.—
Arthur completó:—También se los recordaremos capitán.—
Finalmente Greg dijo:—Eso es todo por ahora, a sus puestos.—
Ambos se retiraron. Greg aguardó a que se alejaran para bajar la escalinata y dirigirse al camarote de Elizabeth.