Lee la historia completa desde el Fragmento N°1
Sobre la proa se había confeccionado una plataforma que servía de punto de observación para los marineros que manipulaban las bengalas. Similares a fuegos artificiales, eran una serie de cartuchos estrechos que se unían a un cabo de madera para poder guiar su trayectoria. Hein no recordaba porqué contenía esos artilugios a bordo, en muy pocas ocasiones se utilizaban esos proyectiles para dar señales a la flota, ya que pueden ser avistadas desde lejos, incluso por embarcaciones enemigas. Tal vez algún oficial decidió embarcarlas por si acaso, o para ser utilizadas durante algún festejo, pero para Piet Hein produjo una enorme satisfacción poder utilizarlas para tratar de divisar al Celta y su nave.⠀
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El ánimo a bordo era tenso, la cautela reinaba la nave holandesa a pesar de tener el rol de cazadores y no de presa.⠀
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El Mercurio navegaba paralelo a la costa de una isla de tamaño medio, si bien era de proporciones considerables, apenas tenía algunas palmeras y arbustos sobre su plataforma. A pesar de que no podía verse a simple vista, por las dimensiones de ese fragmento de tierra, era apreciable que se trataba de un islote que podía ser recorrido de un extremo a otro en unos minutos, solo que las nubes y la oscuridad impedían ver su completa extensión.⠀
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Al bordear por completo ese saliente del cayo, se encontraron con varios estrechos que desembocaban en diferentes cadenas de pequeñas islas.⠀
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El timonel consultó:—¿Capitán?—⠀
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Piet Hein reflexionó intrigado, había cuanto menos cuatro posibles recorridos que podrían tomar entre los diferentes corredores que se abrían frente a ellos. Agachó su cabeza para observar el mapa desplegado junto a él, era impreciso, contenía garabatos de cadenas de islas pero ninguno se condecía con la formación que sus ojos llegaban a avistar.⠀
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El timonel, volvió a hablar con voz tensa:—Necesito una orden capitán.—⠀
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Hein debía tomar una decisión sobre hacia que lado continuar, y debía hacerlo rápido. Cada segundo que pasaba el barco mantenía su curso en dirección frontal hacía la isla más cercana, perdiendo profundidad rápidamente.⠀
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El oficial Jameson se encontraba junto al grumete encargado de manipular la sonda. Puedo ver como el marino extraía cada vez más cuerda del instrumento, evidenciando la celeridad a la cual perdían calado. Jameson giró y dirigió la vista al alcázar tratando de encontrar a su capitán para advertirle. Hein, consciente de la situación, pudo apreciar lo que estaba ocurriendo y percibir la alerta en los ojos de su oficial. No fue necesario que este gritase para advertirle lo que estaba ocurriendo, y tampoco hubiese sido posible ya que tenían terminantemente prohibido sostener conversaciones a la distancia para evitar alertar al Celta con sus sonidos.⠀
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Fastidiado, Hein dijo:—A estribor timonel, antes de que encallemos maldita sea.—⠀
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La decisión apresurada había forzado al holandés por optar el estrecho que aparentaba tener mayor profundidad en sus aguas, pero aún no había rastros de El Celta y sus hombres.