Fragmento N°246

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Al avistar a su presa, el clima sobre la nave holandesa cambió sustancialmente. El silencio y la cautela dieron paso al ajetreo previo a la batalla y un sin fin de gritos y órdenes que cruzaban toda la nave. Hein aguardaba sobre el alcázar, con su vista fija en la embarcación de El Celta, se mantenía inmóvil observando los movimientos de la nave. Súbitamente la primera respuesta de El Retiro los alcanzó, y una ráfaga de proyectiles impactó en diversos puntos de la estructura de El Mercurio. Un disparo destrozó la barandilla del alcázar, pasando a tan solo unos pasos de donde se encontraba.⠀

El timonel agachó su cabeza al sentir la madera crujir y estallar a su lado, su reacción provocó que girase el timón involuntariamente algunos grados a estribor. Hein, sosteniendo su vista al frente dijo:—¡Mantenlo firme maldita sea!—⠀

El marino agachó su cabeza en silencio y volvió a enderezar el rumbo.⠀

El oficial holandés Jameson se aproximó al alcázar, y desde la cubierta alzó su vista para hablar con Hein:— Debemos colocarnos de lado para poder utilizar todos nuestros cañones de babor.—⠀

Piet Hein replicó sin mirarlo,:—Esto no terminara con fuego de cañones, sino con el filo de mi espada.—⠀

Luego volteó sutilmente su cabeza para volver a dirigirse al timonel:—Mantenlo firmo, es una orden.—⠀

En ese instante, una segunda descarga de los cañones de proa de El Mercurio se sucedió, y casi inmediatamente llegó la respuesta de El Retiro. Jameson elevó su voz para que Hein pudiese escucharlo:—¡Si continuamos en curso recto no podremos utilizar nuestros cañones! ¡Solo las baterías de proa podrán responder el fuego!—⠀

Piet Hein comprendía que su oficial estaba en lo cierto, el curso que llevaban emparejaba las cosas a favor de El Celta. Una tercera andanada los impactó, y un proyectil alcanzó la proa penetrando por la abertura en el mascarón, barriendo con dos marinos que se encontraban manipulando una de las baterías. Entonces Hein decidió cambiar su perspectiva.⠀

Doblando en hombres y cañones a su enemigo, los holandeses no necesitarían más que una descarga completa de sus cañones de babor para generar el destrozo suficiente. Luego podrían abordarlos, y aunque incluso muchos perecieran, los números a su favor eran considerables. Pero había un detalle, debían colocarse de lado.⠀

—Cuatro cuartas estribor.— Ordenó Piet Hein.⠀

La intención de Hein era interceptar el curso de Gregor y los suyos, ladeándose sutilmente hasta quedar a la par de su nave.⠀

El timonel comenzó a girar y un sacudón se generó cuando la proa de El Mercurio zozobró el penetrar en el océano con el cambio de trayectoria. Luego se estabilizó y comenzó a posicionarse de forma paralela a El Retiro. ⠀

Hein medía el movimiento con su vista, según iban completando la maniobra, cada vez más cañones iban teniendo en rango a su enemigo. Aguardaba el momento en que la mayoría de las baterías estuviesen en condiciones disparar, pero algo lo alertó. Sutilmente, El Retiro comenzó a girar a babor, alejándose de ellos. Al interrumpir su curso recto, los holandeses corrían el riesgo de sobrepasarlos y colocarse por delante mientras intentaban posicionarse paralelos.⠀

Furioso Hein gritó:—¡Fuego!—⠀

Procesando…
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