Fragmento N°249

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Los instintos de un marino se refinan luego de años de vivir en el mar. El cuerpo desarrolla tal sensibilidad, que llega a determinar con notoria exactitud la velocidad, trayectoria o profundidad con tan solo percibir el vaivén de las olas, la dirección y fuerza del viento, o decenas de otros estímulos.

En su mente, Gregor realizaba numerosas aproximaciones, tratando de resumir toda la información que se arremolinaba en sus pensamientos. El ruido y la sintonía de las olas le permitía tener un vago acercamiento de la velocidad a la cual se movían. Para poder realizar un cálculo más certero, liberó sutilmente el cabo de la balsa que acababa de encender, y trató de interpretar a qué velocidad se alejaba esta del bote en el cual se encontraba.⠀

Al estar algo más seguro de sus cálculos, alzó su vista para ver la silueta de la nave holandesa. Trató de imaginar cuántas naves del tamaño de El Retiro cabían en el espacio que había ahora entre ambas embarcaciones, y cuánto tiempo tardaría Hein en cubrir esa distancia. Finalmente alzó su vista, y trató de captar el movimiento de las velas que se encontraban completamente expandidas sobre él.⠀

Gregor respiró profundamente, luego de que su pecho exhalara completamente el aire, y dijo suavemente: —Aquí vamos.—⠀

Su mano liberó completamente el cabo, y la cuerda comenzó a atravesar una arandela incrustada sobre la borda del bote. El aro de hierro, era usado como guía para evitar que la fricción que generaba la balsa alejándose quemara las manos de Greg. La plataforma comenzó a distanciarse rápidamente mientras El Retiro avanzaba. A medida que la distancia aumentaba, la cuerda se mantenía tensa, pero su propio peso hacía que rozara el agua y comenzara a empaparse.⠀

En simultáneo, Greg acercó la segunda balsa al borde del bote, y se dispuso a abrir el compartimiento de la base para encender la mecha dentro del cofre. Con su vista periférica mantenía la atención en la plataforma que se alejaba.⠀

Abruptamente el sonido de los cañones holandeses volvió a interrumpir en la noche, ahora desde las baterías de proa. Si bien la cantidad de cañones en la parte frontal era sustancialmente menor a las baterías laterales, varios proyectiles destrozaron las ventanas de los compartimientos traseros de El Retiro, arrojando al mar un sin fin de escombros.

Uno de los disparos pasó volando algunos pies por sobre él e impactó en el agua por delante de la nave. Una fina lluvia cubrió su cuerpo, generada por la salpicadura del proyectil errante, Greg se encogió sobre la cajuela de la plataforma para evitar que la mecha se humedeciese.⠀

Inmediatamente la réplica de El Retiro retumbó al realizar una descarga con sus cañones de popa contra la nave de Hein. Gregor aprovechó para terminar de encender la segunda plataforma. Pero el ruido de la cuerda de la primera balsa le hizo percatarse que se estaba aproximando al máximo de su extensión. Liberó el cabo por completo y la cuerda tocó el agua, hundiéndose bajo la plataforma que se encontraba a varias decenas de pies de Greg. ⠀

La cuerda mojada bajo el agua cumpliría el rol de un ancla, colaborando a que la plataforma sostuviera en parte su posición, evitando que el viento o el mar la alejasen de su curso de colisión.⠀

Liberada la primera, concentró su atención en la segunda balsa, volvió a realizar sus estimaciones, pero esta vez forzó los cálculos hacia abajo. Trataría de aumentar las posibilidades lanzando las plataformas en base a diferentes estimaciones. Rápidamente cerró el cofre para que la mecha no se mojara, y liberó el cabo.⠀

La segunda plataforma comenzó a alejarse, siguiendo el curso de su gemela. Detrás de ambas, El Mercurio se aproximaba cortando el océano.⠀

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