Fragmento N°250

Lee la historia completa desde el Fragmento N°1

Luego de la descarga de las baterías de estribor, Hein ordenó corregir el rumbo:—Enderézalo, no se escaparán.—dijo dirigiéndose al timonel.⠀

Instantáneamente un golpe de timón provocó que la proa de El Mercurio penetrara en el océano al cambiar el curso. Luego la nave se estabilizó y quedó por detrás de El Retiro, con sus cañones frontales apuntando a su popa. ⠀

Hein volvió a dirigirse al timonel:—Colócanos detrás hasta que el curso no sea sostenible luego flanquéalos y ponnos junto a ellos para abordar.—⠀

El timonel asintió y afirmó el timón, como si Piet Hein pudiese percibir la firmeza con la cual comprendía sus obligaciones. Sin mirar al sujeto, Hein descendió del alcázar e interceptó a su oficial, Jameson.⠀

Dirigiéndose a su subordinado dijo:—Quiero que todos los cañones de proa apunten al timón, no me interesa el daño estructural, debemos inmovilizarlos.—⠀

Jameson asintió y respondió tibiamente:—Si dañamos su timón podremos abordarlos fácilmente capitán pero…—⠀

Hein lo interrumpió mientras lo fulminaba con su mirada:—¿Pero qué oficial? , ¿cuál es su preocupación?—⠀

Evadiendo los ojos de su superior, Jameson respondió:—La nave quedará inutilizada, tardaremos semanas en reparar el daño para luego usar la embarcación. Los superamos ampliamente, podemos abordarlos sin causar tanto daño.—⠀

Hein posó una mano sobre el hombro de Jameson. El oficial se estremeció al sentir el contacto físico con su capitán. Piet Hein ordenó:—Míreme a los ojos oficial.—⠀

Jameson alzó su vista lentamente y confrontó con la mirada del holandés, entonces Hein dijo:—No habrá mañana para esa nave, una vez que hayamos acabado con todos los que se encuentran allí, arderá hasta convertirse en cenizas. ¿Está claro?—⠀

Jameson titubeó:—Pero señor…es probable que su hija se encuentre a bordo.—⠀

El holandés apretó sutilmente el hombro de Jameson mientras afirmaba:—He dicho que no habrá mañana. ¿Está claro?—⠀

Jameson dijo:—Como usted ordene señor.—⠀

—Creo que tiene una orden que cumplir.— insistió Hein.⠀

Jameson afirmó y giró para dar las indicaciones correspondientes a las cuadrillas que manipulaban los cañones de proa.⠀

Mientras, Piet Hein comenzó a acariciar la empuñadura del sable que pendía de su cintura. Al hacerlo, recordó el encuentro con El Celta en el establo de la guarnición, sus sentidos revivieron el momento en el que ambos se enfrentaron. En su mente, emergió el instante en el que acabó con uno de sus tripulantes, y como luego extrajo su sable del cuerpo del sujeto. El recuerdo se manifestó tan vívido que creyó olfatear el olor a pólvora y fuego de ese momento.⠀

Sin percatarse, una sonrisa emergió en su rostro.

Processing…
Success! You're on the list.

Deja un comentario

%d