Fragmento N°258

El Llamado del Ocaso

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Al arrojarse sobre la cubierta para evitar ser alcanzado por alguna esquirla, Gregor pudo oír una segunda detonación inmediatamente después de la primera. Esta vez se reincorporó rápidamente para ver que daño habían generado las explosiones. Mientras tomaba la barandilla con una mano y se impulsaba para ponerse de pie, su mente rogaba por dentro, imploraba que su plan hubiese resultado. ⠀

Al erguirse, una confusa escena vino a él. Una cortina de agua se imponía donde ante se encontraba El Mercurio, por entre dicho muro de agua, la proa la nave holandesa emergía dejando solo ver algunos aparejos del palo de trinquete. Confundido, Greg no pudo comprender porque la proa se encontraba varios pies por encima de la línea de flotación habitual hasta que los restos de la nave de Hein comenzaron a moverse nuevamente.⠀

La proa se encontraba suspendida en el aire luego de haber sido alcanzada por una de las plataformas. La primera detonación había desencadenado una segunda, y aunque ninguna parecía ser un golpe directo, el efecto conjunto de ambas ondas de choque había bastado para destrozar la proa y elevarla por sobre le nivel del mar. Repentinamente la cortina de agua y la proa holandesa dejaron de estar suspendidas, y cayeron estrepitosamente sobre el oleaje.⠀

Al disiparse el muro de agua, Greg pudo apreciar con mayor detalle el daño ocurrido. Era como si una bestia de proporciones titánicas hubiese mordido violentamente la parte frontal de El Mercurio, arrebatándole un gran trozo de manera irregular. Las cubiertas internas de la nave estaban expuestas en parte, el palo de trinquete estaba destrozado y sobre los restos de la proa yacían sus aparejos y retazos de su velamen. ⠀

A su lado Arthur dijo:—¡Le dimos! ¡Le dimos maldita sea!—⠀

A su lado Favre vitoreó y una serie de gritos de festejo se oyó en toda la cubierta.⠀

Pero Gregor continuaba en silencio observando los restos, que continuaban aproximándose hacia ellos.⠀

Al notar que Greg se encontraba en silencio, Favre se acercó diciendo:—¿Se encuentra bien capitán?—⠀

Greg giró y dijo:—Preparémonos para repeler el abordaje.—⠀

El galo, incrédulo, respondió:—¿Abordaje?, su nave se va a pique capitán, ¿Qué abordaje?—⠀

Greg replicó:—No tenemos timón Antoine, estamos inmovilizados, y sus restos están en curso de colisión con nosotros.— ⠀

Favre observó con mayor detenimiento la carcasa humeante que era ahora la nave holandesa. En efecto, a pesar de tener completamente destrozada la proa, las velas que aún hondeaban y el impulso remanente, hacían que la nave siguiese en rumbo hacia ellos. Podía advertirse que el agua estaba ingresando en sus compartimientos a gran velocidad, ya que comenzaba a inclinarse hacía la proa, pero colisionarían antes de que se inundase por completo.⠀

El silencio del galo le permitió a Gregor percatarse que su amigo había llegado a la misma conclusión que él. Arthur, perplejo por la actitud de sus superiores, consultó:—¿Qué ocurre?.—⠀

Favre respondió:—Prepara a los hombres para rechazar el ataque.—⠀

Antes de que Arthur pudiese decir algo, Gregor desenvainó el sable de Nock mientras decía:—Una fiera herida no deja de ser peligrosa.— ⠀

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