Lee El Llamado del Ocaso desde el Fragmento N°1
El sable de Gregor se alzó en el aire, y luego descendió bruscamente para cortar la cuerda que sostenía el gancho de abordaje. Al sentir el corte abrupto del filo, la soga se cortó limpiamente llegando a impactar contra la madera de la barandilla, desprendiéndose con un latigazo, generando un silbido agudo. El gancho cayó al suelo de la borda, y el cabo voló hacia atrás erráticamente, sacudiéndose en el aire. ⠀
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Si bien Favre, Arthur, y todos los marineros sobre la cubierta intentaron realizar lo mismo con los ganchos que se encontraban próximos, la cantidad era tal que no importaba cuantos cortaran, siempre otro ocupaba su lugar. Al mirar hacia ambos laterales, Greg notó como numerosos garfios se anclaban sobre El Retiro, similar a una telaraña cubriendo lentamente a su presa. Aidan Gregor intentó cortar un cabo a un brazo de distancia pero esta vez emergió el cuerpo de un marino holandés saltando sobre la cubierta.⠀
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El sujeto era alto y delgado, de brazos extensos y cara pálida. Al caer sobre la cubierta de El Retiro, se interpuso entre Gregor y el gancho que él intentaba cortar. El marinero holandés lanzó un alarido y arrojó una estocada hacia el hombro derecho de Greg. Con un movimiento, Gregor usó el filo de su sable para desviar la estocada aún más hacia la derecha, y en la misma jugada acercarse al sujeto para golpearlo en el mentón con la empuñadura del arma. Al recibir el impacto, el marino retrocedió trastabillándose, y Greg aprovechó ese instante para devolver el golpe, provocándole un corte a lo ancho de todo el tórax a su contrincante. ⠀
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El sujeto relajó su cuerpo, dejando caer su arma, y tomándose con ambas manos su barriga cayó al suelo en un lecho carmesí.⠀
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Sin perder tiempo, Gregor dio un paso y cortó el gancho en cuestión. Al liberar ese anclaje, notó que la nave seguía firmemente emparejada con el galeón holandés. Un sinfín de garfios estaban sujetos a numerosos puntos de la cubierta. ⠀
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Greg dijo para sí mismo:—Maldición.—⠀
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Al percatarse que no tenía sentido seguir luchando contra los ganchos, retrocedió y se dispuso a entablar combate con el primero de los holandeses que saltara sobre ellos. Favre, habiendo detectado lo mismo, retrocedió de igual modo y se colocó a su lado.⠀
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Al percibir el contacto del galo, Greg dijo:—¿Hombro con hombro?—⠀
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Favre, guiñando un ojo respondió:—¿Por qué hoy habría de ser diferente capitán?—⠀
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Greg intento devolverle una sonrisa, pero tres sujetos emergieron por sobre la borda holandesa y cayeron frente a ellos. A pesar de que Gregor enfocó su vista en el más cercano, su visión periférica le permitió percatarse que al menos una docena de hombres había saltado sobre ellos, pisando la cubierta en diferentes puntos a lo largo de toda la eslora.⠀
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Mientras Favre se concentró en el marinero de la izquierda, él lo hizo con los dos restantes que yacían a la derecha. Sin dudar, extrajo una de sus pistolas de la cintura y disparó a quemarropa al sujeto más próximo para equilibrar las fuerzas. el proyectil impactó de lleno en su tráquea, generándole un hueco del tamaño de una nuez en el centro del cuello, haciendo que su cuerpo retrocediera y cayera sobre la baranda hacia el mar.⠀
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Luego, a toda velocidad, lanzó una finta al otro el marinero, pero este no mordió el anzuelo y mantuvo su postura defensiva. Por dentro pensó: “Este no será una presa fácil.”.⠀
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Mientras tanto, Favre mantenía su combate con otro marino. Por toda la cubierta surgían alaridos, disparos y roces de metal, y el ritmo de los primeros segundos de combate los había exigido al máximo.⠀
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Pero aún no había rastros del viejo Hein.⠀