Fragmento N°281

El Llamado del Ocaso

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—¿Cómo fue?— dijo Elizabeth interrumpiendo al galo.⠀

Favre, extrañado por la pregunta, consultó:—Disculpe Srta Hein, pero no logro comprender a que se refiere.—⠀

—¿Cómo fue su entierro?— completó ella.⠀

Favre inspiró hondo antes de responder, luego dijo:—Debó admitir que no hemos podido hacer los honores que hubiésemos querido.—⠀

Elizabeth dejó de mirar a un punto inerte entre ambos y observándolo a los ojos aguardó hasta que Antoine prosiguió:⠀

—Sospecho muchos holandeses comienzan a arrepentirse de haberse rendido. Según pasan las horas cada vez se percatan aún más de nuestra débil posición y de la necesidad que tenemos que ellos colaboren para mantener la situación controlada.—⠀

Ella pudo notar como el galo dudaba al pronunciar la palabra “colaboren”.⠀

—Ello generó que no tuviéramos el tiempo apropiado para despedirnos adecuadamente.—⠀

Favre se acercó y colocando una mano sobre el hombro de Elizabeth dijo:—Aún no logramos recuperarnos del golpe, lo único que queda de Gregor somos nosotros, y el resto de sus hombres. Y todos, incluyéndola, corremos un grave peligro si no logramos disuadir a nuestros huéspedes de que no somos sus enemigos.—⠀

Elizabeth se desgarraba por dentro. Tenía sobrados motivos para concluir que su hermano Cees estaba plenamente al tanto de los planes de su padre, y que en cuanto la noticia de que el vice almirante Hein había caído en combate llegara hasta él, una nueva sombra se cerniría sobre ellos. Por otro lado, Favre y los demás no eran conscientes de la existencia del prendedor en su cabello, y de la desgracia que ese pequeño objeto había arrojado sobre sus destinos. Aún no estaba segura de cómo y cuándo se lo diría al galo.⠀

Con tono firme, Elizabeth dijo:—Llévame con Jameson y los demás hombres de mi padre.—⠀

Favre metió la mano en su bolsillo y extrajo un pañuelo blanco algo amarillento. Tendiendo la mano se lo ofreció.⠀

Ella lo observó algo confundida. El galo, percatándose de su mirada dijo:—No es una buena idea que ellos vean rastros de lágrimas en sus ojos.—⠀

Elizabeth tomó el pañuelo, se sintió extraña al no percatarse que una diminuta gota había dibujado una línea sobre su mejilla. Frotó sus ojos para secar su rostro, luego extendió la mano devolviendo el pañuelo al galo.⠀

Favre guardó el trozo de tela en su bolsillo y giró diciendo:—Acompáñeme.—⠀

Antes de que salieran por el umbral de la tienda, la voz de Edahi se oyó detrás de ellos:—Antoine, si no es molestia, podrías enviar a Arthur a verme.—⠀

Favre volteó para responder diciendo:—Le diré en cuanto lo vea.— luego desapareció por la entrada.⠀

Elizabeth lo siguió de cerca. Al salir nuevamente al exterior, el sol comenzó a arder sobre ellos mientras caminaban hasta el lugar donde mantenían recluidos a los prisioneros. Al acercarse pudo apreciar con mayor detalle la situación. Bajo la sombra de un toldo se encontraban distribuidos los holandeses, en el perímetro de dicho toldo, justo en el umbral de la sombra proyectada por el mismo, se encontraban varios hombres armados dirigidos por Umbukeli.⠀

Pocos pasos antes de que alcanzaran el lugar, ella pudo notar como los marineros comenzaron a percatarse de su aproximación, y en pocos segundos todas las caras de los holandeses se encontraban observándolos. Favre se detuvo en cuanto quedó bajo la sombra, Elizabeth se colocó a su lado.⠀

El galo se dirigió al oficial holandés sentado en la arena:—Oficial Jameson, como le informé, aquí se encuentra la Srta Hein, si gusta acompañarnos podemos discutir los términos de nuestro acuerdo.—⠀

Jameson se paró con dificultad, su muslo derecho se encontraba completamente vendado. La mancha de sangre a lo largo del vendaje dejaba percibir el largo y naturaleza del corte que ocultaba. Una vez de pie, el oficial holandés dijo:—Me alegra verla con vida Srta Hein, ansiaba poder hablar con usted.—⠀

—Por aquí.— insistió Antoine, dirigiéndose hacía otra carpa improvisada que cubría algunas sillas, ubicada pocos pies más adelante en dirección hacia la playa.⠀

Al ver que Jameson caminaba tortuosamente, Elizabeth se puso a su lado y dijo:—Permítame ayudarlo.—⠀

El holandés sonrió afectuosamente y colocó su brazo por sobre su hombro para apoyar parte de su peso en ella.⠀

Al llegar a la protección de la tienda, Elizabeth depositó a Jameson en una de la sillas. Mientras lo hacia, Favre habló:—Pues bien, espero que podamos …—⠀

Elizabeth interrumpió a Favre antes de que este continuara:—Antoine, quisiera hablar algunos minutos a solas con el oficial.—⠀

Favre, incrédulo, la observó sin comprender. ⠀

Procesando…
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