Fragmento N°288

El Llamado del Ocaso

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El rostro del galo no dejaba vislumbrar las emociones que se arremolinaban en su interior. Elizabeth buscó detectar algún gesto o vestigio de sus sensaciones, tratando de comprender cuál era el impacto que habían generado sus palabras. Durante un instante pareció que Favre se encontraba petrificado, sosteniendo la mirada de ella mientras se mantenía inmóvil. El único movimiento que el galo generaba, era el leve respirar pausado y calmo de sus pulmones y ocasionales parpadeos.⠀

Durante esa pausa breve e interminable, solo podía oírse el ruido del viento oceánico, penetrando entre las costuras de la tienda. Cada vez que una bocanada de brisa caribeña interrumpía en la carpa, la llama contenida en la lámpara se sacudía violentamente, arrojando sombras tétricas sobre las paredes de lona.⠀

Ante la mirada expectante de todos, el galo se puso de pie. Caminó en dirección hacia la salida y se detuvo frente al umbral para luego girar y regresar. Repitió el circuito varias veces mientras refregaba su cara con ambas manos, tratando de ordenar sus pensamientos antes de hablar. ⠀

Mientras Favre caminaba reiteradamente en el estrecho perímetro de la tienda, súbitamente se detuvo, girando para observar a Elizabeth: —¿Es posible que el oficial Jameson y alguno de los holandeses sobrevivientes sepa de la existencia de la llave?— su pregunta fue fría y brusca, pero ella respondió de todos modos, aún con su rostro húmedo por las lágrimas.⠀

—No, es improbable, si esta llave posee tal relevancia, mi padre jamás confiaría en ellos su existencia.— respondió mientras exhibía el prendedor en su mano. A la luz tenue de las llamas, el objeto reflejaba destellos cobrizos que resultaban peculiarmente hipnóticos.⠀

El galo alzó su ceja en señal de duda:—¿Tu padre?.— dijo con ironía.⠀

La pregunta del galo fue demoledora para ella, a pesar de todo lo ocurrido, aún le costaba asimilar la idea de que Piet Hein no era quien ella creía. ⠀

Presintiendo que tal vez había ido demasiado lejos, Favre suspiró y en un tono más apacible continuó:—¿Cómo podemos estar seguros que los hombres a quienes acabamos de prometerles que serán tratados como iguales, no conocen la existencia de esta llave? ¿y que no nos matarán a todos por la noche solo para recuperarla?—⠀

Arthur intervino por primera vez desde que Elizabeth había comenzado a hablar:—Creo que jamás se hubiesen rendido si hubieran conocido la existencia de la llave.—⠀

—Buen punto.— se limitó a acotar Edahi recostado en su litera.⠀

Arthur completó:—Por otro lado, el oficial Jameson parece un hombre confiable.—⠀

—Puede que el oficial sea de fiar, lo que me preocupa son sus hombres.— insistió Favre.⠀

Elizabeth giraba su cabeza para mirar a cada uno de ellos mientras intercambiaban sus puntos de vista. Cuando su mirada volvió a encontrarse con la de Antoine, dijo en un tono desesperanzador:—No puedo asegurarlo.—⠀

Favre asintió poco convencido:—Supongamos que nuestros huéspedes lo desconocen por completo, ¿qué hay de su hermano?, ¿qué sabemos de él?—⠀

Antes de que ella pudiese decir algo, Arthur intervino:—Pasarán semanas, tal vez meses antes que las noticias de una nave holandesa perdida llegue Ámsterdam.—⠀

A pesar que las palabras del joven la tranquilizaban, ella interrumpió:—Cees se encuentra destacado en el frente. La última vez que supe de él, estaba asignado al fuerte sitiado de Bergen Op Zoom. Siempre ha sido hábil e inteligente para abrirse paso en el almirantazgo de la Compañía.—⠀

Ella sabía que la descripción tal vez se quedaba corta, su hermano era un sujeto peligroso.⠀

Maldiciendo por lo bajo, el galo dijo:—De tal palo tal astilla, …tal vez esté muerto.—⠀

Elizabeth contempló la posibilidad en su mente. Una extraña sensación inentendible que combinaba una pizca de tristeza y alivio surgió dentro de ella, al evaluar la posibilidad de que su hermano haya muerto en combate.⠀

El movimiento en la litera hizo que todos giraran para observar a Edahi. El nativo se había sentado, ahora con su mirada enfocada en Favre. ⠀

Con voz apenas audible, interrumpió diciendo:—Aunque haya muerto, hay un detalle que debemos considerar, todos los testigos de lo ocurrido se encuentran aquí con nosotros en esta playa.—

Elizabeth no prestó atención a la palabras de Edahi, el recuerdo de su hermano la inquietaba aún más.

Procesando…
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