Fragmento N°289

El Llamado del Ocaso

Lee El Llamado del Ocaso desde el Fragmento N°1

Frotando su rostro con ambas manos, Favre prosiguió:—Edahi tiene razón, llegado el momento, debemos estar seguros de que los detalles de cómo ha muerto el vicealmirante Hein y sus hombres no nos jueguen una mala pasada.—⠀

Arthur caminó algunos pasos mientras decía:—Pondrán un precio a nuestras cabezas cuando se corra la noticia, sumado al precio ya existente que hemos obtenido cuando la capturamos Srta Hein.—⠀

Parecía obvio, pero por un momento todos habían olvidado que Elizabeth se encontraba con ellos luego de haber sido capturada, y que poco importaba que ahora ahora estuviera junto a ellos por voluntad propia. Para un juez en Ámsterdam ellos eran culpables de mandar a pique una nave holandesa y capturar a civiles con cierto rango dentro de la Compañía y la aristocracia holandesa. Si ahora Elizabeth estaba allí por voluntad propia, eran detalles, que los analizarían luego de haberlos hecho pasar por la horca, uno a uno.⠀

Finalmente Favre suspiró una vez más diciendo:—Bueno, tenemos varias semanas mientras reparamos la nave, antes de ponernos en marcha hacia donde sea que iremos. Durante ese tiempo debemos pensar con mucha cautela cuáles serán nuestros próximos.—⠀

El galo se acercó a ella y colocándose en cuclillas junto a su banco dijo:—Srta Hein, ¿alguien más ademas de los aquí presentes sabe alguno de estos múltiples detalles que nos ha contado?—⠀

—Tal vez Mnyma, ha oído una de mis conversaciones con Gregor antes de que la batalla suceda.—⠀

—¡Maldita sea! ¿el niño también sabe? ¿cómo demonios se ha enterado?— dijo Antoine mientras abría sus brazos indignado.⠀

La voz de Edahi surgió nuevamente:—El niño conoce solo la existencia del prendedor y algunos detalles menores.—⠀

—¿Y tú cómo sabes?—apuntó Favre.⠀

Encogiendo los hombros, Edahi respondió:—Ese niño ha sido mi única compañía desde que me encuentro aquí, llegó a contármelo en una de nuestras conversaciones. Aunque hablaría con él para estar seguros.—⠀

—¿Alguien más?— insistió Favre.⠀

Elizabeth negó suavemente con su cabeza.⠀

—Gracias a Dios.— dijo por lo bajo el galo.⠀

Durante varios minutos estuvieron todos en silencio, ocasionalmente Favre movía su cuerpo como si fuese a decir algo pero luego volvía a la misma posición relajada y reflexiva de antes. La llama en la lampara fue consumiéndose poco a poco. Finalmente Antoine se puso de pie y dijo:—Creo que ha sido un día largo para todos, por la mañana discutiremos nuestros próximos pasos, pero ahora es tiempo de descansar.—⠀

Luego de echar una mirada a cada uno, y detenerse una fracción de segundo más en Elizabeth, el galo giró y salió por la entrada de la tienda.⠀

Arthur aprovechó la situación para decir:—Volveré con los hombres para garantizarme que todo se encuentra bien.— hizo una pequeña reverencia con su cabeza y giró para salir por el mismo lugar que Favre.⠀

Elizabeth iba a excusarse con Edahi para retirarse, pero al observar al nativo se percató que este ya se encontraba dormido, quizás hacía varios minutos. Ella también se irguió y se dirigió al umbral de la tienda. Al salir, giró para dirigirse a la carpa contigua. La luna irradiaba la playa, generado un reflejo sobre las olas que avanzaban sobre la arena, para luego retirarse al compás del viento y la marea.⠀

Al abrir la entrada a su tienda, la oscuridad absoluta que allí reinaba la sobrecogió. Caminó a tientas hasta llegar a su litera, al tocar con sus manos el colchón de paja, notó que un cuerpo dormido ya se encontraba recostado allí. Sin sobresaltarse, aguardó un instante a que sus ojos se acostumbraran, y pudo notar que se trataba de Mnyma.⠀

Lentamente se acostó junto al pequeño, y lo abrazó con suavidad para que no se despertara. Numerosas veces a lo largo de la noche, pensamientos confusos y trágicos de su pasado la invadieron. En algunas ocasiones se despertó sudorosa y fría, pero la presencia del niño a su lado la tranquilizaba y le permitía volver a acallar su mente. Pero en una ocasión, una imagen la invadió mientras dormitaba. Fue la figura de su hermano Cees, y a partir de allí permaneció despierta hasta que la luz tenue de la mañana comenzó a filtrarse por la entrada de la tienda.⠀

Procesando…
¡Lo lograste! Ya estás en la lista.

Deja un comentario

A %d blogueros les gusta esto: