Lee El Llamado del Ocaso desde el Fragmento N°1⠀
Con el correr de los días, las cosas fueron mejorando. El ánimo de los hombres fue estabilizándose y las tareas diarias que debían afrontar hizo que todos mantuvieran la mente ocupada evitando rememorar el pasado cercano. Lentamente los holandeses sobrevivientes, forzados a convivir durante gran parte del día en grupo junto con hombres de El Retiro, fueron entablando vínculos con algunos tripulantes. Si bien unos pocos se mantenían reacios a establecer una amistad con quienes hasta hace pocos días habían sido sus enemigos, en mayor medida y poco a poco, muchos comenzaron a compartir anécdotas, conversaciones, e incluso desayunar o cenar juntos.⠀
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Este era un hecho que Favre no dejó pasar inadvertido, y pronto logró identificar al grupo más conservador de los holandeses, compuesto por un puñado de sujetos. A pesar de que él había garantizado la libertad y el libre tránsito de los hombres capturados, todos los días los mantenía vigilados por Umbukeli, o incluso por él mismo.⠀
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Elizabeth tomó bajo su responsabilidad algunas tareas, en parte para ayudar a los hombres, pero en gran medida para evitar pensar en todo lo que la atormentaba. Ella se encargaba del control de los suministros, y junto con Arthur coordinaba la recolección de provisiones. Al explorar los cauces que rodeaban la playa donde se encontraban, descubrieron extensos manglares que rebosaban de vida. Todos los días los recolectores regresaban al campamento con canastas de variedades desconocidas de pescado que habían capturado con unas lanzas improvisadas. Luego,otro grupo se encargaba del ahumado y salado para poder almacenarlos.⠀
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Ante el desconocimiento de todos los hombres, Edahi disfrutaba explicar qué tipo de peces eran esos, aunque el nombre de cada especie era impronunciable para la mayoría de los marineros. Luego de unos diez días, Edahi se encontraba con la suficiente fuerza para acompañar a los hombres a pescar. El nativo había insistido que Elizabeth los acompañara, y ella había aceptado gratamente.⠀
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Al abandonar el campamento, los marineros utilizaban uno de los botes de El Retiro para subir río arriba. Elizabeth se sintió aliviada al ver otro paisaje diferente luego de tantos días. Edahi aprovechaba cada momento para describir la fauna que los rodeaba. En una ocasión, una gran silueta surcó el agua junto a la embarcación, era un animal casi tan largo como el bote mismo, y generó que todos los marineros se sobresaltaran. ⠀
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Lentamente, la silueta fue aproximándose a ellos hasta que Elizabeth pudo observar de qué se trataba. Era algo similar a una foca, pero tres o cuatro veces más grande. Su rostro era amigable, placido y reflejaba la manera en la cual el animal se movía bajo el agua, lenta y perezosa. Uno de los hombres alzó la lanza y tomó envión con su brazo para arrojarla, Edahi tomó su hombro diciendo:—Déjalo en paz.— ⠀
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El sujeto miró a Edahi, incomprendido dijo:—Podríamos aprovechar su carne, incluso la grasa de foca puede servirnos para las lámparas.—⠀
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Edahi lanzó una carcajada, luego de calmarse respondió:—No es una foca, es un manatí.—⠀
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Tal vez el animal percibió el peligro, y giró para alejarse, nadando lentamente. Al poder observarlo desde atrás, Elizabeth notó el tamaño de su cola plana, y sonrió al imaginar en su mente que era una extraña combinación entre una vaca y una sirena.⠀
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Mientras se alejaba, Edahi explicaba:—Las tribus que habitan esta región tienen una conexión con estas criaturas, algunos espíritus habitan en ellos, y es un buen presagio encontrarse con uno.—⠀
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Al oír sus palabras, el sujeto asintió y bajó su brazo. Los marineros son hombres supersticiosos, y la explicación de Edahi basto para que todo el grupo volviera a concentrarse en la búsqueda de peces.⠀
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Al promediar el día, habían tenido una pesca provechosa, incluso se habían topado con un reptil similar a un cocodrilo africano pero de menor tamaño. Esta vez Edahi permitió que los hombres lo capturaran pero no desaprovechó la ocasión para explicar que no era un cocodrilo sino una especie de reptil a la que los nativos llamaban Cipactli.⠀
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Cuando preguntaron si el animal era un buen augurio, Edahi respondió sonriendo:—Los supersticiosos dicen que es un ser oscuro. Pero por otro lado, su carne es deliciosa.—