Fragmento N°34

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La cena se había trasladado al pequeño habitáculo donde Greg y Nock se recuperaban. Greg no estaba en condiciones de moverse por sus propios medios, Nock menos, aunque si bien no habían transcurrido ni un día desde que habían escapado de la playa, el capitán consideró necesario reunirlos para evaluar la situación.

En la improvisada enfermería se encontraban: Greg y Nock, en sus literas, Favre, Umbukeli, Edahi y la Srta Elizabeth Hein.

Elizabeth había demostrado ser la única persona con la habilidad como para sacar la flecha incrustada en el omóplato de Nock sin que este se desangrase. Era por ello por lo que se había ganado el derecho de permanecer allí. También había demostrado sus habilidades suturando cuidadosamente la herida para que no se infectara.

La mujer era sagaz, hábil con las armas de fuego y el sable, y como si fuera poco sus conocimientos de enfermería también eran considerables. O al menos eso pensaba Gregor mientras se dirigía a sus oficiales: — Favre, un estatus de la situación por favor. —  enunció.

El contramaestre bajó la mirada y recitó: — Hemos perdido 5 hombres capitán, entre ellos al grumete Coise. Otros 5 están heridos, todos leves salvo el oficial Nock.— Nock lanzó un gruñido asintiendo mientras respiraba profundamente.—

Favre prosiguió: —  También hemos perdido a 6 rehenes. Respecto a las provisiones que debimos haber recolectado, tenemos agua suficiente, una cantidad decente de madera, pero me temo capitán que no duraremos mucho sin raciones. —  Greg negó suavemente. La persecución en la selva les había obligado a dejar todo lo que habían recolectado.

Fingiendo estar de humor dijo: —  Bien, eso nos deja solo una opción, coloque rumbo nor noroeste hacía Tortuga. Allí conseguiremos las provisiones necesarias y algún que otro barril de ron. —

 Le preocupaba tortuga, el enclave pirata era un nido de ratas. Pero algo le preocupaba más. Despidió a todos menos a Edahi. Le indicó que se acercara y dijo:

— Necesito que olfatees la punta de la flecha que impactó a Nock. Si es lo que creo, tú lo sabrás. — 

Edahi se retiró y él quedó a solas con Nock, incapaz de dormir, inmerso en la duda.

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