Fragmento N°39

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Luego de embarcar a Coise en uno de los botes, completaron el rastrillaje de la playa en busca de más indicios.

Piet Hein recorría con su vista la arena, lograba distinguir huellas difusas, que le permitían intuir cómo se había desarrollado la lucha en la costa. Las armas esparcidas en la playa, y el marinero herido que habían encontrado, le sugerían que los sobrevivientes habían escapado apresuradamente.

—Capitán, creo que debería ver esto. — le Indicó uno de sus oficiales.

Hein se aproximó a la escena, un puñado de sus hombres estaba alrededor de un cuerpo, formando un semicírculo. Mientras se acercaba, logró ver que el sujeto en el suelo estaba atravesado de lado a lado por una lanza.

Cuando finalmente llegó al lugar, desenfundó su sable, y con la punta empujó el torso del sujeto para que el cadáver quedara boca arriba. El cuerpo giró hasta donde la lanza se lo permitió y Hein quedó en silencio al reconocer el rostro de su secretario personal. Durante un instante nadie emitió sonido.

El holandés se inclinó, revisó los bolsillos de Du Toit, al no encontrar nada volvió a incorporarse y se dirigió a su primer oficial, — Revisen todos los cuerpos, tal vez encontremos algo.—

Uno de sus suboficiales lo interrumpió: —Capitán, ¿no deberíamos retirar el cuerpo del Sr Du Toit para darle sepultura? —

Hein sin dirigirle la mirada indicó: —Si esa es una cuestión que a usted le preocupe, puede usted mismo cavar la tumba. En lo que a mí respecta, el hombre me ha sido más útil muerto que en vida, su cuerpo nos indica que estamos siguiendo el rastro correcto.—

El suboficial quedó en silencio sin replicar.

Piet Hein completó, —Cinco minutos, luego volvemos a la nave.—

Por dentro comprendió que el marinero que habían encontrado formaba parte de la tripulación de El Celta, el cadáver del Sr Du Toit lo vinculaba ineludiblemente con ese corsario de mala muerte.

Comenzó a caminar hacia los botes, y una sutil sonrisa brotó en su rostro, estaba impaciente por llegar a El Mercurio, y escuchar que tendría para decirle el marinero que habían encontrado. Les diría la verdad, o se la sacarían de su boca, palabra por palabra.

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