Fragmento N°49

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La preocupación de Favre era notoria, se encontraba fuera de la improvisada enfermería, de pie frente a la puerta balbuceando en voz baja.

En ausencia de Greg y Nock, el galo se las había ingeniado para mantener El Retiro en curso sin sobresaltos. Favre solo había visto a Gregor una vez desde lo de Nock, esa misma noche, Greg le pidió que se encargara de gestionar los honores para que Nock tuviese una “sepultura” digna acorde a su rango.

Al día siguiente, en la puesta del sol, Favre había organizado los honores funerarios en la cubierta. Las velas habían sido arriadas para que la nave estuviese en total calma, habían confeccionado un ataúd de madera rústico, pero sólido, el cual Elizabeth había decorado con algunos grabados que talló sobre la madera.

Solo Favre habló, pronunció algunas palabras en honor al oficial antes de que Edahi y Umbukeli dejaran caer el ataúd al mar, levemente, acompañando su descenso con dos andamios, uno a cada extremo.

Greg no había asistido, permanecía desde entonces encerrado en la enfermería.

En ese instante, mientras Favre aún se debatía por ingresar o no para dirigirse a Greg, recordó las lágrimas de la Srta Hein durante la ceremonia. Elizabeth se había vuelto en poco tiempo un miembro activo de a la tripulación, desde que salvó la vida de Nock en la costa, se había encargado de la custodia de los heridos, y tras la muerte de Nock había demostrado ser una eficaz administradora para diversas tareas de abordo. Sin capitán y sin primer oficial, Favre había depositado en ella gran parte de las tareas que su labor de contramaestre requería, la mujer era audaz y tranquilizaba a los hombres con su voz pausada y su temperamento. Pero a pesar de todo, ella jamás estaba sola en la nave, siempre Umbukeli o Edahia custodiaban sus movimientos.

Favre volvió a maldecir en francés, pero quedó en silencio al escuchar una voz desde el interior del cuarto:

—Si sigues de pie allí, ¿Quién está dirigiendo la nave?— pronuncio Greg desde el interior

El galo sonrió, tomó el picaporte y abrió la puerta, estaba feliz de volver a escuchar a Gregor hablar de nuevo.

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