Lee la historia completa desde el Fragmento N°1
El viento golpeó la cara de Greg, este caminó hacia la barandilla y posó su mano sobre ella, cerró los ojos al sentir el contacto con la madera y frotó con su palma la porosidad del roble terciado.
Abrió los ojos y miró hacia arriba, sonrió al ver las velas rebosando con el viento, empujando la nave con toda su fuerza. Una voz llamó su atención a sus espaldas: —Un placer verlo capitán, deberé cancelar los planes de motín que pensábamos coordinar con Umbukeli en su ausencia.— Greg giró dando una carcajada para ver a Edahi y Umbukeli de pie bajo el palo mayor, cruzo sus brazos y dijo con mirada pensante: — El nativo y el somalí organizando un motín, podríamos escribir un libro con sus proezas—
Loa tres rieron y sé acercaron.
Greg dijo: —Acompañenme al alcázar, tenemos algunos temas para debatir.— Caminaron por la cubierta y subieron la escalerilla para ascender al alcázar.
Al llegar, sobre ellos se extendía la mesa donde estaban desplegados los mapas y cartas de navegación.
Sobre los lados de la mesa se ubicaron de pie sus hombres, Favre, Edahi, y Umbukeli.
Greg posó sus manos sobre la mesa y miró el mapa desplegado frente a él, su vista se detuvo en la bitácora y recorrió con su mirada la línea que trazaba su curso. Vio como la línea punteada iba hacia atrás hasta llegar a un punto cercano a la costa, el lugar donde habían descendido y se había desatado el ataque.
Un fugaz destello recorrió su mente y vio todos los sucesos desencadenarse en una fracción de segundo hasta llegar la imagen de Nock en la litera a su lado.
Comenzó a hablar para borrar el recuerdo que le generaba un ardor en su alma:
—Las circunstancias han generado que deba confiar en ustedes más que nunca. En mi ausencia han sabido tomar las decisiones correctas sin que yo estuviese allí para indicarles. Por ello he decidido que Favre ocupe el lugar de Nock como primer oficial y Edahi sea promovido a contramaestre.— Edahi interrumpió: —Yo tenía esperanzas de que me nombrara capitán o aumentara la ración de ron para todos.— Todos rieron y Gregor prosiguió, ya sin el pesado recuerdo de Nock.