Fragmento N°54

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La bodega solía aparentar ser tenebrosa, pero Elizabeth ya se había adaptado al lugar y conocía cada palmo del recinto. Odiaba su situación de rehén, por lo cual buscó la manera de ser útil para la tripulación, tratando de ganar la confianza de los hombres, y encontrando tareas que le permitiesen mostrarse como un recurso valioso.

Algunos sucesos habían sido clave para que pasara de ser rehén a “pasajera con restricciones”. Un punto a su favor fue salvarle la vida al primer oficial Liam Nock, y el otro punto relevante fueron los cuidados que brindó al capitán Gregor y al oficial Nock durante la estadía de ambos en la enfermería. Esto último le había hecho ganar la confianza de Favre.

Así las cosas siempre era custodiada por algún marinero, era por ello que el joven grumete Arthur Digby la seguía como una sombra por los corredores de la bodega mientras ella tomaba nota del inventario de provisiones. Llevaba en sus brazos un libro y en una mano un pequeño recipiente con una vela.

Elizabeth habló:— Entiendo que debas vigilarme, pero me sería de utilidad un poco de ayuda sosteniendo la vela mientras corrijo estos números.— Arthur se apresuró a sostener el recipiente con una mano, mientras con la otra sostenía la empuñadura de su alfanje.

La Srta Hein estiró su brazo y dijo:— Ahora sí, mucho mejor, ¿Podrías ir posando la vela cerca de cada inscripción para que pueda verificarla?— Arthur asintió.

Elizabeth lo miró extrañada: — ¿Favre te ha pedido que no emitas sonido? Hasta Umbukeli suele dirigirme la palabra mientras hago mis tareas—

El joven Digby se sonrojó y bajó la cabeza, una voz suave casi femenina emergió de él:— Perdone madame, no soy muy conversador, y el Sr Umbukeli se ha reunido con el capitán, por lo cual no ha podido acompañarla esta vez—

Elizabeth consultó extrañada:—¿el capitán Gregor ha retomado sus actividades?—

Arthur asintió silenciosamente. Ella volvió a girar para continuar con el inventario, pero tardó varios segundos en encontrar la hoja donde se había quedado. Odiaba tanto a Gregor, pero no podía evitar sentirse aliviada al saber que había vuelto.

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