Lee la historia completa desde el Fragmento N°1
Estaba oscureciendo, habían pasado algunas horas desde que Greg había despedido a sus hombres.
Se encontraba sobre la borda, apoyando sus brazos sobre la barandilla, observando el mar, dejándose consumir por la pasividad del oleaje y la brisa. Sobre el horizonte se percibían algunas siluetas recortadas generadas por los peñascos de un pequeño islote, fuera de eso la claridad de la noche era total y el agua del océano reflejaba, como si fuese un espejo, el inmenso manto de estrellas del cielo.
Gregor seguía allí, estático, como si algo retuviese su alma y le impidiese retirarse. Practicaba un pasatiempo que solía ejercitar cuando era niño, repasando las constelaciones y repitiendo sus nombres por dentro, como si estuviese memorizando el cielo a la espera de que “el viejo” pusiera a prueba sus conocimientos, como solía hacer antes de dormir, cada noche, cuando no tenía más de cinco años.
Estaba tan relajado que dejó pasar por alto los ronquidos del vigía que se encontraba en la cofa, generalmente hubiese trepado él mismo hasta allí para despertarlo a golpes ante semejante infracción, después de todo seguían estando en aprietos. Pero un estado de paz se había apoderado de él, y dejó descansar al pobre marinero.
Oyó un leve ruido y giró para ver su origen, apoyando su espalda contra la baranda.
—No quise interrumpirlo, disculpe.— Dijo Elizabeth al ingresar en la cubierta.
Gregor la miró sorprendido y respondió:—No hay porqué. Noto que usted se encuentra sola, ¿eso es correcto?—
Ella afirmó en la oscuridad: —Se supone que el marinero de guardia en la cofa deba ser quien me vigile, pero como usted verá, su guardia deja algo que desear.—
Gregor rió.
Ella dijo: —Este suele ser el único momento del día en el que realmente estoy sola. —
Gregor dijo con ironía: —Si la molesto, puedo retirarme madame.—
Elizabeth respondió:—Ya que noto tan buena predisposición en usted, podría dejarme en un puerto holandés, si no es mucho pedir.— Elizabeth se acercó y apoyo su espalda en la baranda al lado de Gregor, y volvió a hablar:— O bien podría traer algo de beber, y con eso sería suficiente por ahora.—