Fragmento N°70

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Greg preguntó:—¿Dónde está Arthur?— Favre respondió mientras intentaba atar uno de los cabos alrededor de la cintura de Greg: —Lo envíe a recoger la vela de cebadera, la tormenta nos sorprendió antes de que la plegáramos.— Greg quitó el cabo de las manos de Favre, y mientras se desprendía del pistón de la bomba dijo:— Cúbreme, voy por él.— Comenzó a correr hacia la proa de El Retiro con el cabo en su mano.

Temía lo peor, ya que la vela de cebadera pende del palo de bauprés, siendo esta una estructura de la nave que se sostiene «en el aire» por delante de la proa como una prolongación del barco. Recoger o izar la vela suele ser una tarea simple que se realiza desde la cubierta mediante un sistema de poleas, pero si el sistema se atasca, el marinero debe trepar el palo de bauprés hasta llegar a la vela, y hacer la tarea a mano, pendiendo del palo sobre el mar.

Gregor aceleró el paso cuando vio que efectivamente Arthur estaba colgando del bauprés, con sus pies abrazando el mismo, y su brazo derecho enroscado alrededor, mientras con la mano libre tiraba de la línea que recogía la vela. Parecía un pequeño mono que se había abrazado temeroso a una rama en medio de una tormenta tropical.

Greg se paró sobre la baranda y gritó:—¡¿Por qué demonios no te has atado el cabo de seguridad antes de colgarte de allí?!—

Arthur respondió gritando, entre el ruido de los aparejos retorciéndose con el viento:—¡Disculpe capitán!, ¡Todo fue muy rápido, debí improvisar!—

Greg tomó su cabo y dijo:—¡Toma el mío!— Inclinó su brazo hacia atrás para lanzárselo, justo cuando una ola tan alta como tres hombres erguidos golpeó la proa.

El agua generó una pared interminable que envolvió a Arthur y luego avanzó sobre Greg cubriéndolo por completo y arrojándolo de espaldas sobre la cubierta.

Greg se incorporó rápidamente, miro el bauprés y Arthur ya no se encontraba allí, en su lugar un manojo de cuerdas y trozos de tela desechos yacían.

Se asomó por la barandilla y vio a Arthur flotando a unos pies de distancia.

Sin dudarlo, ató el cabo a su cintura y saltó al vacío, esperando estar a tiempo de salvarlo.

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