Lee la historia completa desde el Fragmento N°1
Greg se encontraba al borde de sus fuerzas, de un lado la cuerda del cabo de seguridad estrangulaba su estómago jalándolo hacia El Retiro, del otro, su mano sujetaba con todas sus fuerzas la muñeca del inmóvil Arthur.
El cuerpo de Arthur funcionaba como un lastre, empujando a Gregor a mar abierto, si no fuese por la cuerda ambos estarían ya entregados al mar.
Greg notó como la cuerda comenzaba a arrastrarlo hacia atrás, alguien estaba tirando del otro extremo, tratando de devolverlos a la nave.
El tirón inicial, hizo que el cuerpo de Arthur se arrimase un poco más a Greg, en ese leve empujón, Greg aprovechó para tomar a Arthur con su otra mano para finalmente abrazarlo por detrás y lograr mantener su cabeza a flote.
Cuando lo tuvo firme en sus brazos Greg gritó sacudiendo el cuerpo del marinero:—¡Arthur!— No hubo reacción, pero sus brazos cruzados sobre el pecho de Arthur le permitieron sentir que el joven aún respiraba, lenta y pausadamente, pero seguía respirando.
Fueron jalados hacia la nave lentamente, cuando ya prácticamente estaban bajo el casco, Greg escuchó las voces provenientes de la cubierta:—Ya los tenemos, despacio, despacio, eso es…— No lograba distinguir quien dirigía su ascenso a la cubierta.
Su cuerpo se despegó del agua y comenzó a levitar mientras eran subidos por el grupo de marineros que tiraban desde la cuerda. El peso muerto de Arthur obligó a Greg a abrazar con todas sus fuerzas para que este no cayera al mar.
Cuando estaban llegando a la barandilla la misma voz indicó:— Oficial Favre, tomé a Arthur y revise su estado.— Era la voz de Elizabeth, Favre asomó su rostro y dijo:—Relájese capitán, es nuestro.— y extendió la mano para tomar a Arthur.
Greg alivió su cuerpo cuando varios brazos aparecieron para trasladar a Arthur hasta la cubierta.
Finalmente logró ser elevado lo suficiente como para colgarse de la borda y subir por sus propios medios.
Una mano delicada emergió y dijo:—¿Lo ayudo capitán?— Greg tendió la mano y por primera vez tocó la piel de Elizabeth, una sensación extraña recorrió su cuerpo cuando la mujer lo ayudó a subir a bordo.