Fragmento N°79

Lee la historia completa desde el Fragmento N°1

Tortuga debía su nombre a un pequeño morro que se erigía sobre la silueta del islote, y asemejaba la forma de un caparazón de dicho animal. Desde su descubrimiento a manos de Cristóbal Colón, la isla se había convertido rápidamente en un refugio de corsarios, bucaneros y piratas.

Al encontrarse en el extremo norte del límite de la zona controlada por los españoles, la isla era en mayor medida utilizada como enclave para incursiones inglesas y francesas. Su guarnición y población eran en gran mayoría corsarios o mercenarios francés e ingleses, subvencionados por ambos países para sostener un punto de resistencia en el norte, donde las armadas regulares de ambas naciones no operaban de manera directa.

En líneas generales era el último lugar donde cualquier hombre decente quisiera estar, y eso era lo que Gregor estaba repasando en su mente mientras El Retiro se acercaba a la bahía que marcaba la entrada al puerto natural de Tortuga.

Gregor repetía en voz ligera mientras se aproximaban a la guarnición: —El último lugar donde un hombre decente quisiera estar,… solo superado por el mismísimo infierno.—

Posó sus ojos sobre los cañones de artillería que emergían de la muralla sur de la fortaleza, pudo distinguir las cabezas de algunos hombres asomándose por las almenas vigilando el estuario. Cuando alcanzaron el recodo que permitía ingresar al puerto, la nave continuó su camino, pero Greg logró notar como el estuario se encontraba atestado de barcos de diversas banderas y tamaños.

Greg giró para dirigirse a Favre que se encontraba timoneando en ese momento:—Al menos creerán que amarramos fuera del puerto por la poca disponibilidad libre del muelle.—

Favre hizo una mueca de duda con su boca y dijo:—Esperemos que si capitán, aunque cualquier marino con experiencia notará que no esperamos estar mucho tiempo aquí, si amarramos en la costa.—

Greg replico: —Esperemos que todas las mentes en ese pequeño infierno, tengan mayores problemas en los cuales distraerse, que unos pocos marineros decentes y hambrientos como nosotros.—

Deja un comentario

A %d blogueros les gusta esto: