Lee la historia completa desde el Fragmento N°1
La barcaza reposaba bajo una palmera, con su proa en dirección al mar, lista para partir en cualquier momento, Hicks había quedado a su cargo.
A la distancia, se podía observar la silueta de El Retiro, boyando con gracia sobre el agua.
A unos pocos pies de donde habían dejado a Hicks, se encontraba un sendero rudimentario, que era comúnmente utilizado por traficantes de la isla. Greg iba a la cabeza de la hilera, detrás de él en fila india se encontraba Favre, Edahi, Umbukeli y Smith.
La vegetación fue disminuyendo, y al cabo de una marcha de cinco minutos, la maleza dio lugar a una planicie con una hierba corta, dejando ver a lo lejos la puerta norte de la ciudadela.
Varios centenares de pies antes de que se aproximaran, ya se podía vislumbrar el movimiento de la ciudad, un enjambre de personas se amontaban entorno a las puertas, mercaderes ofreciendo sus productos, carros que entraban y salían con mercancías, y numerosos guardias que velaban por el orden en ese pequeño infierno.
Al aproximarse, Greg olfateó un aroma, característico de las urbes que hacía ya tiempo no percibía. Luego de una estadía larga en el mar, había olvidado el hedor particular a heces, podredumbre y seres humanos que caracteriza a las ciudades amuralladas del caribe.
Un guardia se encontraba algunos pies por delante de la puerta principal, interpelando a todo aquel que quisiera entrar a la guarnición. Greg se colocó en fila, detrás de un mercader de esclavos.
El hombre iba delante de una pequeña caravana, con un carro, en el cual se encontraban tres mujeres negras con collarines de hierro que las mantenían sujetas a una clavija incrustada en la base del carro. En la parte posterior de la carreta, se encontraba una arandela maciza de la cual se desprendía una cadena que vinculaba entre si a los cinco esclavos hombres que caminaban detrás del carro, interconectados cada cual por su respectivo collarín.
El último esclavo se encontraba frente a Greg, dándole la espalda a él, lentamente giró y lo observó. Greg no mostró reacción alguna, pero por dentro pudo percibir la desesperación del sujeto en sus ojos.