Fragmento N°88

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Greg sintió un escalofrió que le resultaba familiar, un temblor recorrió su espalda y lo incomodó.

Repitió : —Algo no está bien.—

Edahi percibió en los ojos de Gregor esa inquietud, similar a la de un animal que se siente acechado, y colocó su mano sobre la empuñadura de su daga mientras decía:—Capitán, la única manera de salir, es por la misma puerta por la que entramos.—

Gregor respondió: —Tal vez haya una entrada secundaria, atrás, por la cocina.—

Greg observó como el mesero de proporciones titánicas rodeaba la mesada con sus bebidas para comenzar a dirigirse hacia ellos. El sujeto colocó ambas bebidas sobre la mesa, y haciendo una sutil reverencia indicó: —Que las disfruten.— y volteó para regresar.

Greg alzando su medida de ron dijo: —Disculpe, no me ha dicho aún cuanto le debemos por esto.—

El mesero titubeó, hubo un instante de silencio y luego dijo:—Medio escudo de oro cada uno.—

Uno de los sujetos que se encontraba en la mesa contigua y que formaba parte del grupo que discutía acaloradamente se puso de pie y dijo: —Eehh, ¿Pues cómo es eso?, he bebido 6 medidas en lo que va de la tarde en este endemoniado lugar, y cada una de ellas me ha costado un escudo. ¡Exijo una explicación!—

El mesero giró para responderle al sujeto, aún con la bandeja bajo su brazo, pero Greg insistió: —Discúlpame, ¿pero acaso eres nuevo por aquí?—

Gregor notó los brazos del hombre tensarse, su respiración se pausó, y en sus ojos pudo vislumbrar lo que estaba por acontecer. Recordó las prácticas de lucha con Nock y su padre, y un proverbio que ambos viejos solían recitar: —“Si quieres predecir el destino del mar, escucha el viento y observa el horizonte, si quieres predecir los movimientos de tu oponente, escucha su respiración y míralo a los ojos.”—

El sujeto era rápido, demasiado para su contextura, pero Greg logró anticiparlo cuando este le arrojó la bandeja sobre el rostro. Con un movimiento rápido, El Celta logró esquivarla, pero cuando volvió a centrar la vista en el hombre, ya era tarde para evitar su puño, el impacto era inevitable.

La mandíbula de Greg crujió, cuando el golpe le dio de lleno.

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