Lee la historia completa desde el Fragmento N°1
El golpe fue brutal, la mente de Gregor se puso en blanco y la fuerza del impacto provocó que cayera de espaldas sobre el suelo.
Intentó ponerse de pie, pero su cuerpo no le respondía, trató de indicarle a Edahi que lo ayudara, pero su mandíbula estaba profundamente adormecida por el golpe.
Edahi tomó uno de los cuchillos arrojadizos que se escondían en su cintura y observó fijamente al mesero, listo para entablar combate con él.
Desde el suelo, Greg alzó levemente su cabeza, pudo distinguir la figura de Edahi de pie frente al titán, y para sus adentros pensó en que el nativo no tenía muchas chances, el mesero era ágil, lo doblaba en peso y estatura.
Roger, dejando su rol de mesero, sabía que el plan no había funcionado del todo bien, pero aun así tenía el control de la situación. Él solo podía reducir al capitán Gregor y al nativo, pero necesitaban al Celta vivo y para ello debía dar la señal que invocaría al capitán Hein y sus hombres que aún se encontraban escondidos en la parte trasera de la taberna, aguardando.
Roger metió su mano en la parte interna de su chaqueta, y de un forro oculto sacó una daga, mirando a Edahi dijo: —Mala suerte para ti salvaje, que solo necesitamos vivo al Celta. Pero no te preocupes, nos divertiremos un poco contigo.—
Mientras pronunciaba esas palabras, el portugués ebrio que antes había reclamado el precio de su bebida, se acercó a él y balbuceando dijo:—¡Que me regreses el dinero maldito!— Y arrojó un puñetazo que pasó lejos del rostro de Roger.
El holandés, sorprendido, miró al sujeto y le propinó un golpe con su puño de lleno en la frente, justo donde nace el tabique. La nariz del sujeto se contrajo sobre su rostro con un ruido seco y una explosión de sangre emanó de su cara. El portugués cayó al suelo, inmóvil.
Los otros cuatro que lo acompañaban, se irguieron. El más refinado dijo:—¡Lo ha matado de un golpe!¡Nos las pagarás!— y los cuatro individuos se arrojaron al unísono sobre Roger.
Edahi aprovechando la confusión, se acercó a Greg y arrodillándose junto a él, lo tomó por el rostro y dijo:—Levántese capitán, debemos irnos de aquí ya mismo—