Fragmento N°93

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Hacía ya varios minutos que Umbukeli había partido con los dos porteadores, entre ellos el pequeño Mnyma.

Favre deambulaba por el mercado, recorriendo los puestos de los mercaderes, matando el tiempo, aguardando por Gregor y Edahi.

Si bien estaban dentro del tiempo estipulado, se sentía algo decepcionado por tener que aguardar a su capitán.

Habían puesto mucho énfasis en pasar la menor cantidad de tiempo posible en ese infierno, y habiendo logrado comprar los víveres en tiempo récord, sentía un mal presentimiento al ver transcurrir los minutos y no tener noticias de Greg.

Al perder por completo el interés en los comerciantes, se sentó al pie de la estatua que decoraba el centro del mercado, y comenzó a pulir su pistola. Lo lustró hasta casi poder ver el reflejo de su espesa cabellera en el cañón del arma, validó que la mecha lenta siguiese encendida, y volvió a colocarla en su funda.

Finalmente, suspiro profundo y en voz baja dijo: — Jamás dejes solo al capitán y al nativo, en un lugar donde la bebida abunda como arena en la costa.— se puso de pie y comenzó a caminar en dirección a la plaza de esclavos, para luego tomar el camino norte hacia la parte baja de la ciudad.

A medida que el galo recorría la explanada de la plaza, una ira fue emergiendo dentro de sí, en su interior recitaba: —Si se encuentran ebrios, los haré nadar con los tiburones hasta que estén sobrios. –

Comenzó a acelerar el paso, un mal presentimiento invadía su mente.

Al girar en la esquina Favre se sorprendió al ver a Greg, allí de pie frente a Edahi.

Sus ojos se posaron en el brazo del nativo, y su camisa blanca teñida de rojo por la sangre.

Iba a dirigirles la palabra, cuando trescientos pies más lejos, por una de las callejuelas emergieron dos sujetos con chaquetas militares, portaban mosquetes largos. Uno de ellos colocó su rodilla sobre el suelo, y alzó el mosquete para apuntar mientras el otro corría y se adelantaba buscando una mejor posición de tiro más adelante. Favre se heló, el sujeto apuntaba hacia ellos, él sabia que estaba fuera de rango, de todos modos tomó su pistola, la alzó, fijó su blanco y disparó.

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